La familia Geuna siempre estuvo relacionada con el mundo náutico. Quien da sus primeros pasos es Don Osvaldo Geuna, brindando sus servicios y conocimientos a los astilleros de primera línea de la República Argentina, como contratista ofreciendo una calidad de mano de obra. A medida que fueron creciendo sus hijos, aprendieron el oficio que les transmitió su padre. Con el paso de los años, esta familia náutica empezó a realizar trabajos de gran estilo como por ejemplo, uno de los barcos más grandes construidos en Sudamérica.
Luego y observando todos los progresos a nivel profesional, los hermanos le plantean a su padre la intención de montar su propio astillero y dejar de trabajar como contratistas.
Y así comenzó todo…
En 1999 comenzaron en un pequeño galpón de Tigre a fabricar lanchas deportivas y de placer denominadas “GEUNA”, generando matrices y modelos exclusivos, que ya desde el principio contaron con gran cantidad de adeptos. Entre aquellos emblemáticos modelos se destacaron la Geuna 495, la Geuna 440 y 450 Star y la Geuna 440 pescadora.
Desde hace unos años, la empresa perfecciona su departamento comercial y trabaja intensamente en toda el área de marketing. Por eso la marca se consolida en un mercado argentino altamente competitivo.
En estos tiempos, siguen apostando al desarrollo y la innovación en la construcción de embarcaciones. Trabajan día a día para satisfacer la demanda de su ya, extensa clientela, no solo de Buenos Aires, sino también de todo el interior del país.
Con más de 15 años en la actividad y 2.000 embarcaciones concebidas con los más altos estándares de calidad, dan un importante paso para la organización. Adquieren un predio en la zona industrial de Tigre y ahí montan un moderno astillero modelo para potenciar aún más su industria de lanchas de placer.
El Astillero Geuna, con mucho orgullo y satisfacción, presenta de esta manera la historia que sintetiza el portfolio de embarcaciones que hoy conforman la gama de modelos.
Desde aquellos inicios como contratistas, hasta este presente muy auspicioso, han tenido que afrontar diversas dificultades, pero siempre se inspiraron en el espíritu de trabajo que inculcó don Osvaldo, la entera dedicación, perseverancia, responsabilidad y por sobre todas las cosas, saber siempre escuchar y entender que solicitan los clientes, el principal capital que posee esta empresa.